En fin, ya pasó todo. Primero llegas al párking, absolutamente abarrotado, encuentras un sitio en el
último sitio que quedaba antes de salir otra vez a la calle (ese párking es perverso!! Te obliga a salir si no encuentras sitio!!). Luego, empiezas a ver muebles que te gustan pero que a tu novia no... o muebles que te gustan pero que caben en tu casa... y muebles que tu novia ya ha decidido comprar y que simplemente vas a comprar (no cabe preguntarse si te gustan o no, es lo mejor para la salud).
Resulta hasta graciosa la imagen de 2 personas empujando-arrastrando 3 carros (calculo unos 300 kg en madera sueca) a contrarreloj, pues aún no teníamos todo cargado cuando por megafonía anunciaban que en breve cerraban puertas... en ese momento, rodeado de pasillos interminables con muebles empaquetados, habría dado mi vida por una lata de gasolina y una cerilla... que ganas de prenderle fuego te entran en esos minutos!
Después de broncas, gritos, lloros, etc... tenemos muebles. Pero ah! Ácida ironia! Lo que aún no tengo es ascensor para subirlos y tiene que guardarmelos una amiga hasta que nos activen el ascensor.
Bienvenidos a la República Independiente de tu casa!
Buenrollismo gilipollas.
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